Bueno, de Porsche no. Estoy en un punto dulce en el que me comería el mundo a bocaditos. Tengo ganas de todo pero no tengo demasiadas ganas de nada. Síntoma de salud con bipolaridad.
No recuerdo que nunca antes me haya encontrado tan bien. Físicamente voy cuesta abajo pero el coco aguanta fresco. Me cuido más que un abuelo, ya sólo me falta probar el sexo vegano. Voy a tener que dejar hasta el chocolate. Tengo problemas de vesícula, vejiga y quizás de todo lo que empieza por «v». Siento no poder ser hoy más romántico. Mi amigo don José cree que no lo es, pero yo no conozco a nadie que crea más en el amor que él. Don José piensa que estoy en el mejor momento para el amor, y sabe que mi amor todavía tiene destino. Tengo libros por escribir, pero otras muchas cosas por hacer. Para empezar, hoy aprovecharé el sol con mi bicicleta. Después visitaré a mi madre, cocinaré para Roberto y me tumbaré de domingo. Una sola pastilla este mes es buena señal. Y mientras Bill Gates nos dice cuándo llegará la próxima pandemia. El mundo está loco.
«Vuelvo a sentirme bien. Después de la tormenta llegó la lluvia fina. Y después de la lluvia fina, salió el sol. Tengo mucha suerte de ser sensible. No me cambiaría por nadie en este sentido ni en ningún otro. Hace quince años me habría cambiado por un hombre de éxito. Pues sí que estaba mal de la cabeza. Como para no acabar en un psiquiátrico»