Antes era una persona demasiado confiada. Ahora empiezo a distinguir algunos detalles que me hacen ser más precavido. Con el tiempo he aprendido a distinguir mejor a las personas.
Ahora sólo procuro tener en cuenta si las circunstancias son excepcionales o no lo son. Lo hago con los amigos, las personas con las que colaboro y con mi familia. Me ha costado mucho tiempo y mucho daño aprender a conocer a los demás. Ahora tengo mejores relaciones, y soy más flexible. Trato de una manera diferente a quien necesita un trato diferente. Antes tenía un solo color, ahora soy capaz de hacer un poco el camaleón sin ser falso. Tuve que cambiar para no herir y para no herirme. También aprendí a defender mi posición sin ser agresivo. Lo que algunos parecen saber de nacimiento me costó cincuenta años.
«Cuando quieres o respetas a alguien es más difícil, pero tan necesario, o más, que con las personas menos importantes. Con padres, hermanos y pareja fue un reto diario hasta que encontré mi manera de ser y hacer. Si eres la clase de persona que te gusta estar para los demás, te costará más esfuerzo cambiar. Cada experiencia que vivas es clave para que te des cuenta de los cambios que necesitas»