Durante mucho tiempo tuve una idea delirante que me provocó sensaciones psicóticas. Se instaló en mí hace veinte años y me libré de ella hace sólo cuatro. Ahora me siento a salvo.
Tuve que pasar por varias situaciones que me desestabilizaron mucho. Una de las claves fue darme cuenta de que algunas cosas secuestraban mi atención. Cuando perdía el control, la bola cada vez se hacía más grande y el estrés iba en aumento. Un día exploté y perdí el miedo. Desahogue la presión que sentí durante años en el coche explicándole todo a mi mujer. Aquel día algo cambió de manera radical dentro de mí. Es como si hubiera sacado fuera algo que tenía dentro sin ser del todo consciente de tenerlo. Lo que había sido una certeza durante tantos años pasó a ser algo que ya no me importaba ni me causaba ninguna sensación. Nunca antes me había sentido igual respecto a aquella idea delirante.
«Si has sufrido algún brote psicótico, lo mejor es que lo hables con una persona de confianza y te desahogues. La idea psicótica puede diluirse de esta manera tan sencilla. Antes es necesario que tomes consciencia de ella con la mayor claridad posible. Cuantos más detalles recuerdes mejor. Sin recordar, no puedes ser consciente de lo que te pasa.»