Muchos placeres instantáneos son muy importantes para sentirme bien. Comer lo que me gusta mucho, hacer lo que apasiona, la música, o el sexo, son placeres que necesito darme a menudo.
Cuando me deprimía, pasaba mucho tiempo sin darme placeres. Ahora sé lo que es hacer las cosas por obligación, y lo que es hacer las cosas por placer. Hago más cosas por placer que por obligación, y ya no me deprimo. Las cosas que hago por placer están salpicadas por algunas que hago por obligación. Antes era al revés y acababa deprimido. Para descubrir lo que me hace disfrutar, tuve que darme todo lo que me pedía el cuerpo. Así encontré cosas que me han acabado por gustar mucho. Leer, escribir, aprender, enseñar, escuchar, conversar o cocinar son estimulantes para mí. Todo lo que atrapa mi atención me hace disfrutar de una manera especial. Mis vicios son sanos y no necesito ponerles límite.
«Si has sufrido depresiones y no has descubierto lo que te da placer, lo único que puedes hacer es seguir probando cosas. No hace falta que al probarlas te vuelvas loco o loca, basta con que encuentres gusto en ellas. Con el tiempo, si encajan contigo te acabarán por gustar más y más. Sólo necesitas tener una precaución. Si llega un punto en que dependes demasiado de algo necesitarás recuperar el control. El mayor riesgo es que la dependencia excesiva puede conducir a la manía.«