He ido a dos psicólogas diferentes en toda mi vida. La primera era una psicóloga del montón y aparentaba más miedo que el que yo tenía. La segunda me cambió la vida. Fue -y es- una psicóloga excepcional.
Hay otras cosas que influyeron mucho en mi recuperación. Por ejemplo, el momento de mi vida en el que fui a terapia. Con mi primera psicóloga, yo estaba muy perdido y no sabía ni por dónde me daba el aire. Cuando conocí a mi segunda psicóloga, estaba tan desesperado como convencido de que podía recuperarme con su ayuda. En menos de un año, ya era otra persona. Le bastó con provocarme un click en el momento preciso. Esa es la magia de un buen terapeuta. Con trastorno bipolar, es necesario encontrar a una persona excepcional para la psicoterapia. Conozco muchas personas con la enfermedad que reconocen que no les ha servido ir al psicólogo.
«Si tienes la posibilidad de pagar psicoterapia, quítatelo de las patatas que comes. Si ves que no avanzas en poco tiempo, busca otra persona y vuelve a intentarlo. Dejar de sufrir o tener calidad de vida vale mucho más de lo que cuesta. No te guardes nada y cuéntalo todo. Si no lo haces, no te servirá de mucho. Yo lo hice de esta manera y el cambio a mejor fue radical.»