Vivo el momento desde hace mucho tiempo. Eso significa que no me como mucho la cabeza con el futuro pero suelo proyectarme de vez en cuando con la imaginación. Hasta ahora me ha ayudado mucho.
Tengo en mente mis próximos cinco años. Me veo haciendo algo grande con Sergio para aportar utilidad a las personas que sufren el trastorno bipolar. Al mismo tiempo me veo al lado de mis hijos. Siempre he sentido mi familia como una gran prioridad. Crecí en una familia viendo cosas que no me habría gustado tener que vivir y cuido mucho lo que tengo. Este año mi familia se ha reducido de golpe, y el golpe ha sido duro. Me siento muy afortunado por sentirme bien y poder cuidar de mis hijos. Ya no me necesitan tanto y veo que ahora son ellos quienes empiezan a cuidar de mí. Ayer Roberto me llamó por teléfono para preguntarme un ¿todo bien?. Están acostumbrados a tenerme a su lado y estaré para ellos siempre que me necesiten. Durante los dos últimos meses no he necesitado pastillas para dormir. Eso significa que tengo una tranquilidad nueva a prueba de meteoritos.
«Catorce años han pasado desde que sufrimos el accidente. Necesité dos años para recuperar parte de mi movilidad y superar todo el daño. Después de aquella experiencia aprendí que, si pones tu foco en una sola cosa, tendrás más posibilidades de lograr lo que te propongas. Primero fue Esperanza Bipolar y después un libro. Hoy sigue siendo Esperanza Bipolar, junto con Remisión Bipolar y una futura organización en la que apoyaré a Sergio durante los próximos cinco años»