Tengo poco amigos que no estén diagnosticados con trastorno bipolar. Uno no es muy normal, pero de momento se ha librado de lo peor. Según él, por haber leído a Coelho y a Marx. Una mezcla explosiva, así es.
El otro día estaba cruzado y me preguntó: ¿Los bipolares por qué no podéis trabajar?. Me hizo sonreír. El hombre está harto de trabajar y eso lo explica casi todo. Es una persona que tiene un gran pensamiento crítico y, sin embargo, me sorprende lo bien adaptado que está a la sociedad. Dice que le parece mal que alguien se gane la vida ayudando a los que sufren sin ser un profesional cualificado. Lo sentía como un problema moral. Entonces, ¿los cocineros sin título?. También ayudan en esta sociedad. Yo no me gano la vida con lo que hago, pero no me parecería mal que otro lo hiciera. Al contrario, si la sociedad encuentra algo o a alguien útil, ¿debemos prescindir de ese algo o ese alguien?.
«Muchas veces me pregunto cómo podría adaptarme a la sociedad siendo como soy. Pienso que lo tendría más fácil que hace veinte años, pero no estoy seguro del todo. Desde luego, no disfrutaría tanto con lo que hago. Cuando algo se convierte en trabajo, puede perder gran parte del encanto. Yo sigo encantado haciendo lo que hago y seguiré durante mucho tiempo. Si fuese un trabajo, quizás no»