En realidad ha pensado casi todo lo pensable. La fortuna es que ya no piensa en lo que tiene que hacer. Está contento y yo estoy contento de verle contento. El famoso «dejarse llevar» ha llegado a su vida. Me alegro un mundo, don José.
Yo hice lo mismo con casi cuarenta años. Algo que parece tan fácil y que no muchos hacen. La base de la felicidad está en dejarse llevar y sentirse libre. Yo ya no abandono ese barco ni loco. Siempre me he preguntado por qué todos parecen hacer la misma vida siendo tan diferentes. Yo estuve ahí más de una década. Lo natural si no es lo mejor, es lo que mejor se lleva. Si te gusta rascarte la barriga, ráscatela. Si te gusta trabajar los domingos, disfruta de tu rareza. Siempre que seas feliz y sientas satisfacción todo vale. Si haces algo para evadirte no suele ser lo mismo. Una cosa es vivir, y otra muy diferente es anestesiarse.
«Mi vida tampoco es normal porque yo no soy muy normal. Un árbitro de fútbol o un misionero tampoco tienen una vida muy normal que digamos. El problema es cuando cuesta ponerle nombre a algo. Mi amigo es donante de tiempo para el que lo necesita. Cuando haya estudios homologados, mi amigo podrá ser visto como un hombre corriente. Por cierto, algo que él odiaría»