Y lo importante no es que sea tan inteligente: lo importante es que es la persona más amorosa que he conocido nunca. Si no hubiera sido por ella, es muy posible que yo no habría salido adelante.
Cuando ella no esté, seguirá conmigo. Pocas personas han calado tanto en mí como ella, y no es porque sea mi madre. Los libros me enseñaron mucho, pero ella fue mi mejor ejemplo. Antes la prestaba mucha atención para aprender, ahora me dedico a quererla. Ha tenido una vida dura y es un ejemplo de serenidad para muchas personas que la conocen. Cuando estaba en la cama, me untaba las quemaduras y los injertos con aceite. Ella logró que no me quedaran cicatrices en la cara, y mi psicóloga logró que no me quedaran cicatrices dentro. Mis hijos la adoran, y no es sólo porque haya sido una segunda madre para ellos. Con una madre así, la mitad de las personas con trastorno bipolar dejarían de sufrir. Vale más que un psiquiatra, un psicólogo y media farmacia juntos. Puede que pienses que no es comparable, pero yo te muestro lo que hay.
«No todas las madres son ejemplares. Si la tuya no lo fue, lo siento. Yo no tuve la misma suerte con toda mi familia. Tuve que aprender a querer a pesar del daño y no me resultó fácil. Ahora siento que fue la manera de librarme de algo que tiende a comerte por dentro. Amar a quien no tiene defectos es fácil. Amar a quien tiene muchos, es conveniente.«