Espero tener el cuerpo para poder atender a mi madre en todo lo que necesite a partir de ahora. Aunque mi dolor me limita, estaré para ella. Es la persona más adorable que conozco.
Ella siempre fue el espejo donde mirarme. Casi todo se lo debo a ella. Siempre sabe decir la palabra exacta en el momento adecuado. Cuanto mayor se hace, mejor lo hace. Tiene la serenidad de la sabiduría a pesar de vivir y haber vivido muchas desgracias. Cuando los demás no nos enteramos de la película, ella ya se ha reído hasta de Janeiro. Pero lo mejor de todo es su amor incondicional. Siempre ha estado para todos y eso la convierte en una persona muy querida. Y no es para menos. El día que no esté la echaré mucho de menos. Ojalá podamos disfrutar con ella, y ella con nosotros, con buena salud. Tenía setenta años cuando cuidaba de mis hijos y de mí, después del horror. Rejuveneció y aparentaba cincuenta. Otros desaparecieron no sin motivos. Aquello no era soportable por cualquiera.
«Si tienes en tu familia alguna persona como mi madre, tienes un tesoro. Te lo digo para recordármelo yo. Es bueno que te fijes mucho en esa persona. Lo que dice, qué hace y cómo reacciona. Si la prestas mucha atención, cogerás de aquí y de allá lecciones de vida que ninguna otra persona te podrá enseñar. Hay personas que son como libros abiertos dispuestos a que se lean. No son muchas, pero conviene que las identifiques y te pegues a ellas para aprender y quererlas.«