Sé que mi mundo no es tu mundo. El otro día un buen amigo me preguntó en qué mundo vivía. En su mundo no. Me sorprendió que no conociera mi mundo, yo sí conozco su mundo.
Mi mundo incluye varios mundos. Es un mundo que se despierta a las cuatro y media de la mañana. A veces, dos horas después regreso al mundo de los sueños. A media mañana quedo con un amigo que acaba de salir del psiquiátrico. Le hago sonreír. Muchas veces veo a otro amigo que no está preocupado por la huelga de transportes. Su cuerpo se declara en huelga a menudo y sufre. Intento verle todas las semanas para hacerle reír a carcajadas. También vivo en el mundo de las lentejas de Roberto. Todas las semanas, en un mundo de comedia que intento crear para mi madre octogenaria que siente el peso de los años. Comparto otro mundo con una amiga que estuvo hace poco en el psiquiátrico pero se siente bien. Disfrutamos juntos. Llegó hace tiempo a Esperanza Bipolar y nos hemos convertido en buenos amigos. Y en el mundo de Esti. Ella es maravillosa, como todos mis grandes amigos. Hay quien cree que soy un personaje, yo no lo sé. Para ser un personaje hago muchas cosas en el mundo real. Un mundo tan real como el de los empresarios y los transportistas. Hoy es el día mundial del trastorno bipolar y leo que la enfermedad con un tratamiento adecuado tiene buen pronóstico. Me sorprende la fantasía de muchos profesionales de la psiquiatría. También leo que un paciente diagnosticado y tratado trabaja, estudia, tiene hijos… Muchos que llegan a Esperanza Bipolar no han debido encontrar el tratamiento adecuado porque ni una cosa, ni la otra, ni la tercera. Muchos con el tiempo suficiente hablando en Esperanza Bipolar mejoran llamativamente. Y me alegro infinito. Si no fuera así, no haría lo que hago como lo hago. Hay quien cree que no soy positivo. Soy la persona más positiva respecto al trastorno bipolar del mundo. Más que un doctor de Barcelona, que ya es decir. He dejado de escribir libros por el momento para dedicarme a las personas en persona. Me resulta muy gratificante.
«Si encuentras algo que te haga sentir bien no te juzgues. Es mejor que te llamen personaje a que no seas persona. Si encuentras algo que no sea comprendido por muchos pero te haga sentir bien, no hagas caso a los demás. Tuve suerte con el trastorno bipolar. Lo único que intento es compartir mi buena suerte. La buena suerte de descubrir en doce años lo que otros desconocen.»
Hay 2 comentarios en este articulo
Ayer, sin más, llegó la tristeza con las lloviznas. Hoy perdura. Acaso no es suficiente abrir los ojos en la mañana y saber que está ahí?. Tal vez se deba al arranque de la primavera, a los desajustes climatológicos, a la energía que despierta tras el letargo invernal o a un suceso aleatorio que ha calado en uno. Es difícil saberlo. Lo fácil es que resuena con el vacío huero de lo que en tantas ocasiones uno ha sentido, con el sentimiento antivital o la puerilidad del día a día.
Llevaba mucho tiempo sin desgarrar la palabra, sin quejarme en suma y puede que alguien más triste se ría. Soy de los que piensa en ocasiones que hemos venido a este "valle de lágrimas" sólo para desgranar cuáles son sus causas. Y los que compartimos éste y otros espacios sabemos de luces caleidoscópicas y hogares cuánticos que representan el último hogar posible. Exagero?, acaso no lo es el cielo de Van Gogh?. Por suerte o por genialidad uno de sus cuadros representa la siesta, donde todo es cálido, amable, tranquilo.
En mi cerebro se ha producido ya un microcambio molecular. En la distancia alguien ha arrojado una tabla, la mar está en calma.
Salud
me alegra volver a leerte si la mar está en calma. Cuídate mucho, no hemos venido aquí a desgranar las causas de este valle de lágrimas. Aunque estoy convencido de que hacerlo me ayudó a convertirlo en un valle verde lleno de árboles.