Desde que empecé a ocuparme en lo que me siento cómodo no he vuelto a deprimirme por falta de motivación. La dedicación a Esperanza Bipolar me resultó muy gratificante desde el principio.
Comencé en el año 2011 con la creación de la asociación Esperanza Bipolar. Al mismo tiempo seguía leyendo y escribiendo. Con lo que iba aprendiendo diseñé talleres basados en juegos. Hasta entonces no había hecho nada tan creativo relacionado con el trastorno bipolar al margen de mis libros. Allí hice muy buenos amigos y nos veíamos fuera de las reuniones. Al principio, estaba muy atento para evitar que se hicieran daño y eso me llegó a generar estrés. Poco a poco, aprendí a llevarlo de otra manera. Algunas situaciones en las redes sociales me provocaron inquietud hasta que aprendí a manejar mi miedo.
«Trabajes o no, es muy importante que sientas comodidad con lo que haces. Si es estimulante pero no te provoca estrés, todavía mejor. Cuando el tiempo pasa volando estás ahí. Al principio puede costar encontrar cosas para llenar tu día a día, pero yo tuve la suerte de encontrarlas. Unas cosas que me gustaban atrajeron a otras que me acabaron por gustar mucho. Así se fueron pegando todas hasta tener la maravillosa sensación de que el día se llena solo.»