Durante mucho tiempo no sabía lo que quería ni lograba lo que deseaba. No me sentía cómodo donde estaba ni me integraba. Hacía mucho esfuerzo por avanzar y avanzaba poco.
Veinte años después, sé lo que quiero y todo es mucho más fácil. En los últimos años, he logrado casi todo lo que me he propuesto y he disfrutado mucho con todos los logros. Todavía hoy disfruto con lo que hago, que es mi verdadero logro. Sin motivación soy incapaz de hacer nada, con motivación soy capaz de lograr casi cualquier cosa que me proponga. En mis peores años, me deprimí por falta de motivación y de ilusión. Con motivación e ilusión soy la persona más feliz del mundo. Ahora mi imaginación viaja raso y voy recogiendo premios a cada paso que doy. Antes intenté volar sin alas y los golpes fueron sonoros.
«Si quieres a alguien, o quieres algo, sólo lo lograrás cuando tengas los recursos suficientes. No todo depende de ti, pero una gran parte sí. Cuando no consigo lo que quiero, insisto hasta que me hago daño. Mi única norma es intentar no hacerme ni hacer daño, pero no siempre lo consigo. Lo importante es tenerlo siempre en mente y no olvidarlo. En los últimos años me he hecho daño varias veces, pero tengo la sensación de que ha merecido la pena continuar insistiendo. Cada vez el daño es menor y eso me parece significativo.»