Observar y fijarme me ayudó mucho a conocer a los demás. Prestaba atención a lo que hacían y decían. Escuchando mejor aprendí a no calentarme la cabeza.
Antes iba a mi aire. Intentaba no entorpecer la vida de nadie, pero tampoco me enteraba mucho de la fiesta. Cuando alguien hacía algo que me molestaba mucho, podía tener cualquier reacción. La más normal para mí era hacer como que no pasaba nada, pero disimulaba mal. Si la presión era insoportable, vomitaba mi verdad a la cara de personas cercanas. Ahora me doy cuenta de que no importa si tenía motivos o no. Quería dejar de hacerlo y aprendí a aumentar mi tolerancia hasta matar a mi gorila. Ahora no espero mucho de los demás.
Si sientes ira en algunas situaciones, puedes pensar en qué es lo que más te saca de quicio. Con trastorno bipolar hay dos grandes debilidades que afrontar. Las sorpresas desagradables suelen ser uno de los mayores detonantes. Los prejuicios respecto a los demás también te predisponen a defenderte o atacar. Si eres capaz de cambiar tu manera de ver a los demás cambiarás tus reacciones.Y, si después de explotar con una persona varias veces, no esperas nada de esa persona o te acostumbras a ella, desactivarás tu ira.