Hace menos de una hora un policía municipal ha dudado de mi tarjeta de aparcamiento para discapacitados.
-Esta tarjeta no es válida. -me dijo
-Sí lo es. -le contesté.
-Está muy deteriorada. Le faltan datos. -insistió.
La manera de hablarme era digna de un policía que persigue narcotraficantes. Hace menos de un año, para devolver una multa indebida por el mismo motivo, me tuvieron una hora en una comisaría. Cosas sin importancia. Hace no tanto tiempo hubiera escupido fuego como un dragón. Ya no. Después de lo que he vivido este último año, ya no soy el mismo. Por suerte para mí, y para quienes se me clavan vaya usted a saber por qué motivo.
He llegado a este punto después de vivir tres situaciones críticas que me han enseñado mucho. Me han mostrado mi peor parte y me han permitido mejorarla. La primera fue con uno de mis hermanos, quien estalló un día y decidí cambiar mi manera de relacionarme con él. Volvió a estallar una segunda vez sin ningún motivo, y tuve que ponerle un límite porque en esta segunda ocasión no venía a cuento. Le perdoné porque sí había un motivo: mi hermano últimamente suda estrés. En otra ocasión fui yo quien le estalló a una persona y venía a cuento. El problema es que una cosa es el cuento, y otra muy diferente es herir a alguien en lo profundo. Esa vez lo hice y me di cuenta de que no se podía volver a repetir esa situación nunca más en mi vida. Suelo cumplir las promesas que me hago a mí mismo y ojalá esta vez no me falle. No me voy a permitir reaccionar con agresividad verbal nunca más.
LLegar a este punto no sé si está a tu alcance o no. Con tiempo, quizás todos podamos acercarnos a una serenidad a prueba de bomba. Mientras tanto hay mil trucos. Evitar situaciones o evitar personas. Salir o alejarse antes de que se produzca el vómito de bilis. Yo he pasado por todas las etapas. Incluso con mi mujer hubo una época en que salía a la calle a tomar el sol de noche. El aire, quise decir. A veces, el cuerpo es sabio cuando la cabeza está caliente. En la redes sociales, la palabra neurotransmisores arde cuando las personas hablan del trastorno bipolar. Si tradujera este artículo al lenguaje de la química perdería todo el encanto. Si es que lo ha tenido.
Hay 4 comentarios en este articulo
Gracias Alberto. Recomenzar y redimirse, qué bello. Los que recomienzan son admirables e imitables (prólogo a El hombre en busca de sentido) de Viktor Frankl.
me ha venido a la mente por libre asociación un pequeño texto que me gustó, lo transcribo, vale?....dice así:
- Agarra el plato y tíralo al suelo.
- Listo
- ¿Se rompió?
- Sí
- Ahora pídele perdón.
- Perdón.
- ¿Volvió a estar como antes?
- No
- ¿Entendiste?
este texto me gustó porque hay ocasiones en las que el perdón no es un simple ejercicio de voluntad que uno pueda regalar, se requiere de una mayor o menor reconstrucción del daño para que sea posible o se relegue en la memoria
have a nice day
neuronacero
Un placer, Lore.
se me ha quedado corto, o soy corto. ¿Me lo explicas un poco más?