Ahora que tengo un problema importante en mi pequeña familia suelo pararme a pensar antes de dejarme llevar. Antes reaccionaba de la misma forma ante el mismo problema, ahora no.

Hace años, tuve varios problemas con mis dos familias: la pequeña y la grande. Unos acabaron mal, otros se resolvieron. La diferencia es que ahora me paro a pensar antes de hacer o decir, pero sólo lo hago una vez. Ahora cuando decido algo no cambio de decisión. Ya no dudo como dudaba hace veinte años, si digo algo lo mantengo. Suelo tener motivos importantes para mantenerme en mi posición y los problemas más difíciles suelen necesitar decisiones difíciles. Llevo casi dos años viendo algo que me disgusta y decidí no intervenir aunque estas navidades vayan a ser diferentes. Antes solía insistir, ahora ya no lo hago porque sé que no sirve de nada. Lo he visto ya demasiadas veces con mis propios ojos y ya tuve suficiente.

Lo más difícil es cambiar. Dejar de hacer lo que haces siempre cuesta. Yo estoy ahora empezando a hacerlo y creo que me va a ayudar. Confío en que mi situación familiar mejore, pero tampoco estoy seguro de que vaya a ser así. Antes actuaba como si todo fuera a ir a mejor. Ahora pienso que todo puede ir a peor, quedarse igual o mejorar. El tiempo lo resuelve todo siempre. Por suerte, tengo a mi lado a una persona que me quiere y a la que quiero. Aunque eso no cambia las cosas, las hace más llevaderas.

Cuando sufrí la manía pensaba que todo era posible. Ahora ya sé que no. Cuando sufrí la depresión pensaba que no iba a poder hacer nada con mi vida, el tiempo me enseñó que estaba equivocado. Ni todo ni nada. Algunas cosas y no siempre. Vivo mucho más tranquilo y disfruto más que antes. Resuelvo mejor los problemas o convivo mejor con ellos. Ojalá tenga la suerte de que todo vaya a mejor por el bien de todos.

«Siempre se puede cambiar algo. Antes hay que darse cuenta del qué. Muchos problemas se repiten porque siempre hacemos lo mismo. Tenemos motivos para hacer lo que hacemos, pero muchas veces nos hacemos daño a nosotros mismos. Ahí es donde conviene parar. Y tomar otro camino diferente»