Me encanta pensar y no me cuesta de vez en cuando mirar para atrás para revisar mi historia. Haberlo hecho me ha permitido aprender mucho y conocerme mejor, dos ingredientes entre otros muchos que han hecho posible mi recuperación. Aunque no tengas mucho tiempo para pensar, no hacerlo puede costarte caro. Además, no es necesario llegar hasta el fondo de un problema cualquiera para evitar caer en los mismos errores.
Cuanto mejor te conozcas, mejor podrás elegir y tomar decisiones que te lleven a sentirte mejor. No hay nada como perder el norte, porque con él uno se olvida de quién es, dónde está o hacia dónde quiere ir. Yo llegué a un punto en el que iba en dirección a un precipicio y, después de caer en él, volvía a caer en uno mayor. En realidad, el precipicio era el mismo pero cada vez me hacía más daño. Si has leído muchos comentarios de este blog, ya sabrás de qué hablo.
No siempre es fácil llegar a las respuestas, pero si no te planteas ninguna pregunta, es imposible aprender de tu propia experiencia. Las preguntas que más ayudan son las más difíciles. Son aquellas en las que te cuestionas lo que piensas o de lo que estás convencido. Muchas veces creemos saber lo que nos conviene. Estamos convencidos de querer algo que nos perjudica y creemos que necesitamos. Yo estuve muy equivocado durante mucho tiempo, pero también también estaba convencido de que quería hacer algo diferente con mi vida. Algo que me devolviera la ilusión por la vida, me motivara y me hiciera disfrutar. Lo encontré después de buscar durante años en la caja equivocada.
A pesar de que ya no necesito aprender de la experiencia vivida, sigo rescatando algunos recuerdos para aprender más sobre el trastorno bipolar. Me sorprende descubrir todavía algunas cosas cuando leo algunos detalles sobre cómo funciona el cerebro y cómo puede condicionar nuestra vida. Con lo aprendido puedo ayudar a personas que sufren o padecen la enfermedad que yo también sufrí y padecí. Y también a los que se sienten lo suficientemente bien como para mejorar más todavía. Es mi ocupación actual y se ha convertido en una verdadera pasión. Disfruto tanto haciéndolo que cada día pienso en nuevas maneras de aprovechar lo aprendido. La asociación y mi relación fuera de ella con buenos amigos me sirve para seguir aprendiendo y facilitando la recuperación de algunos de ellos. El próximo año he decidido volcarme especialmente en dos personas a las que aprecio como ya he hecho antes con otras.
Si tienes Facebook puedes hacerte amigo de la página Esperanza Bipolar. Allí dejo citas que pueden ayudarte mucho. Todas ellas guardan alguna relación con nuestra forma especial de sentir y de ver el mundo. Una forma que puede conducirnos a sufrir los síntomas si nos dejamos llevar o no aprendemos a cambiar de alguna forma. Ya no pienso como antes ni siento como antes. Pienso mejor y me siento mucho mejor :))
Hay 4 comentarios en este articulo
Gracias
A ti, Itzia...
¿Por que escribes "enfermedad que padecí" ? Hasta donde yo sé, el trastorno bipolar es crónico.
Alexis, para la mayoría parece serlo. Yo ya no padezco la enfermedad, es decir, sus síntomas.