En pequeñas dosis de algo puedes ganar la tranquilidad. Si eres capaz de encontrar tres cosas que te den tranquilidad todos los días será más difícil que sufras los síntomas del trastorno bipolar.
Antes tenía una rutina muy convencional. Trabajo con horario fijo, familia, amigos y tiempo libre. Sufría bastante y a menudo. Ahora mi rutina es todo lo contrario. Está muy adaptada a cómo soy y es muy flexible. He conseguido muchas cosas gracias a este cambio. Lo más difícil fue fácil: tomar una decisión radical hace quince años. Para aguantar el sufrimiento puntual tengo que tener muy claro el porqué. Puede que esté equivocado pero yo sigo. A veces, reconocer mis límites todavía me cuesta. Ahora estoy aprendiendo a poner límites a la persona que quiero y es lo más difícil para mí. Cuando todo se complica es necesario hacer grandes cambios para continuar de la manera que sea o abandonar.
«Si ya sabes lo que te da la tranquilidad, no dejes nunca de hacerlo. Si crees no tener tiempo, el problema nunca es el tiempo. Cuando hacemos las cosas sin pensar en las consecuencias nos equivocamos a menudo. Las mejores decisiones se toman desde la tranquilidad, y las decisiones te llevan de un lado a otro. Si decides recordando mantener la tranquilidad futura, vivirás mejor. Es imposible no equivocarse más de una vez. Aprender de los errores es la clave.»