Puede que sí pero Don José me diría que no. Lo que sí sé es que querer mucho duele. No quiero cambiar, es que cambio sin querer. Mi amigo Don José se calla conmigo para que no cambie.
Los amigos de mis amigos no son mis amigos, pero la familia de mi mujer sí es mi familia. Darme cuenta de los detalles me ayuda a no dejar de lado lo importante. Cuando voy a tomar una decisión miro siempre aquí y allá. Con todas las piezas del puzzle que soy capaz de ver decido. Luego las cosas se recolocan a su manera. Yo coloco mi pieza, y los demás colocan la suya. Así cuando quieres ver un elefante, a veces aparece una hormiga. La magia es que otras veces sucede al revés. Yo más que querer, tiendo a adorar. Me encariño con cariño con muchos bichos vivientes, y si son humanos mucho más. Siento que soy una persona demasiado humana y antes no lo sabía. Los excesos se pagan, dicen.
«Si eres demasiado «algo», conviene que seas consciente. Todo tiene sus consecuencias y las consecuencias suele sufrirlas siempre el vecino. Yo antes no me daba cuenta y tenía peor vida. Ahora mi regla de medir tiene en cuenta mi medida. Además, todos agrandamos lo propio y empequeñecemos lo ajeno. No olvidarlo ayuda en los momentos difíciles a colocar algunas cosas en su lugar»