La persona que arregla mi bicicleta me dijo un día: «ya veo que estás medio averiado». Yo lo sabía pero no lo sabía. A veces, alguien te tiene que decir algo para que te des cuenta.
No soy viejo ni joven. Tampoco tengo buena salud ni mala salud. Estoy en tierra de nadie. Soy pensionista pero trabajo bastante, soy introvertido pero muchos no lo saben. Soy feliz y eso es lo más raro de todo. Puedo hacer muchas cosas que las personas con salud pueden hacer. Muchas otras no puedo hacerlas. Me siento como nunca después de haber conocido el infierno mental y el infierno físico. Mihály me enseñó que tenía que reunir mucha confianza y determinación para llevar a cabo cosas que otras personas pueden hacer sin pensarlo dos veces. Aprendí a no sufrir de estrés con más de cincuenta años y a no explotar por dentro y hacer daño a los demás con más de cuarenta. Hoy tengo la capacidad y la habilidad de resolver los problemas que se me presentan cuando antes muchos me bloqueaban. Parte de mi vida ha sido escrita por los libros de otros, yo he escrito otra parte con mis libros sobre el trastorno bipolar. Ya no necesito mucho ni leer ni escribir, pero sigo haciéndolo. Escribo para ti, y leo para hacer las cosas mejor para los demás en Esperanza Bipolar. En realidad, necesito muy pocas cosas y esa es la mejor señal si estás diagnosticado con esta enfermedad y te sientes bien. Las dependencias son un gran enemigo y pocos saben cómo evitarlas. Yo aprendí una manera que me funciona. Quise ser un amateur que hace las cosas con un estándar muy alto y lo logré. De hecho, creo que rebasé una marca que nunca me puse. Soy consciente de la suerte que tengo. Mi última aspiración es convertirme en la persona con la peor salud del mundo que luce la mejor cara. No voy mal. Todo el mundo me ve muy bien, no tienen rayos X. En mi memoria casi no quedan daños de los que duelen.
«Llevo un año entero acumulando buenos recuerdos gracias a una mujer que es como una mermelada de alegría. La alegría no se contagia, pero sabe muy bien. Yo le devuelvo mi sonrisa como hago con todo el mundo que me ilumina cuando aparece. Durante mucho tiempo quise brillar y no pude hacerlo. Sé que no suena bonito pero es lo que es. Ahora siento que brillo y me cuido para no perder mi sonrisa»