Centrarme en mí fue lo que hice. Ni me importó lo que los demás pensaran, ni me obligué a hacer nada que no quisiera. Así comencé a recuperarme.

Al comenzar a escribir, sentí algo que nunca antes había sentido. Me resultaba natural y escribiendo ganaba días de tranquilidad. El silencio de la escritura me gusta tanto como el silencio de la lectura. El silencio me da tranquilidad y escribiendo fluyo. Pocas cosas me aportan la misma sensación. Mi atención está tensa y relajada a la vez. Después comencé a sentir la misma sensación de flujo al mantener una buena conversación. Mi vida gira alrededor de la lectura, la escritura y las conversaciones de Esperanza Bipolar.

«Para sentirme bien me dejé llevar sin juzgarme ni pensar en los juicios de los demás. Si te importa lo que piensen los demás para hacer tu vida tendrás que enfrentarte al miedo. Haciendo tu vida es más fácil que no sufras el trastorno bipolar. También el miedo a soltar lo viejo puede ser lo que te impide agarrarte a lo nuevo. Decidirte es tan fácil como un sí y un no. Lo menos razonable a veces encierra lo que sientes pero no te atreves a hacer.»