El otro día una amiga me hizo una pregunta en la asociación.

-¿Cómo se puede ser bipolar sin serlo?

Buena pregunta. Le expliqué lo que voy a escribir ahora de otra manera. Cuando un médico te ha diagnosticado la enfermedad, y no se ha equivocado, ya eres bipolar. O estás diagnosticado con trastorno bipolar como algunos prefieren decir. Cuando dejas de sufrir la enfermedad y no estás en tratamiento ya no lo eres en el sentido literal. Yo lo soy porque mi naturaleza desde el momento en que me deprimí y conocí la euforia es más vulnerable a la enfermedad. O, al menos, eso dice la estadística. Y además me gusta decir que soy bipolar para romper el estigma de la sociedad.

Como ya sabes -o no- tengo dolor crónico. Hay días que tomo una pastilla para dormir porque, a veces, me resulta imposible regular el sueño. Antes del accidente no me había pasado nunca durante tanto tiempo porque ya son nueve años de dolor. Visito la farmacia mucho menos que otras muchas personas sin ninguna enfermedad mental. He aprendido a no sufrir los síntomas del trastorno bipolar. Sí, así como suena. 
Este año que termina ha sido un buen año para mi. Ya han sido tantos que no puedo decirte si mejor o igual que los anteriores. Antes de que termine el año, si tengo conexión, te contaré lo mejor del 2015 en mi vida. Ojalá tú puedas contarme lo mejor de la tuya.