Uno de mis mayores riesgos era no poder parar. Los logros me ponen y cuando consigo algo ya estoy pensando en lo siguiente. Tengo en mente conducir a más personas a la remisión.

Es un reto ambicioso pero lo veo posible. Tengo la gran ventaja de que ya no sufro de estrés. La sensación de poder hacer lo que quiera es relativamente nueva y la siento con un placer especial. Lo más difícil es evitar quedarse enganchado a algo. Nuestra biología nos predispone y yo tuve que buscar soluciones temporales hasta que aprendí a no saturarme intelectualmente. Hasta llegar a este punto, necesité buscar momentos de descanso en las situaciones críticas. Haciendo lo que hago me encontré alguna vez con el miedo. Parar a pensar y buscar alternativas me funcionó para continuar en los momentos más difíciles.

«Si necesitas demasiado algo, primero tienes que reconocer de qué se trata. Puede ser una estimulación concreta intermitente o una estimulación variada continua. Encontrar sentido a tu vida o vivir un amor incondicional. Como lo necesitas no vas a parar hasta encontrarlo. Si no lo encuentras sentirás frustración, decepción o tristeza. Si lo logras, sentirás motivación, alegría y satisfacción»