Han pasado ya veinte años. Tengo el recuerdo nítido y sé el momento en que comenzó mi vulnerabilidad a la psicosis. Hasta que lo que me provocaba la psicosis se deshizo hace cuatro años.

La tela de araña se rompió después de explotar en una situación inesperada y escuchar yo mismo mi propio delirio de principio a fin. Tuve la suerte de contar con la ayuda de una persona que me escuchó y supo manejar la situación. Aquel día me hizo ver una inteligencia y una cabeza fría que pocos poseen. Con otra persona a mi lado presa del miedo es muy probable que yo habría acabado mal. Soy muy afortunado ahora que me siento liberado de la psicosis. Durante mucho tiempo había leído cosas sobre la psicosis y también había recordado y pensado mucho sobre mis experiencias anteriores. Había encontrado algunas claves que pueden provocar que la psicosis se desencadene en una persona vulnerable. Tuve que recordar muchas veces las situaciones que me habían llevado a mi delirio y los motivos por los que me había ocurrido lo que me había ocurrido. Hasta ese momento, había superado el trastorno bipolar, sólo me faltaba superar mi vulnerabilidad a la psicosis. Ahora me siento más tranquilo que nunca. Mi comprensión es muy completa pero la comprensión no lo es todo. Después de descubrir mis porqués tuve que encontrar mis cómos. He leído y escuchado a personas que han pasado por experiencias como las que yo sufrí. Una, por sorpresa, se sintió literalmente muerta y acabó en el psiquiátrico. A otra, el éxito por sorpresa le llevó a perder la cabeza. Lo siento por ellas. Por sorpresa, yo también pasé por algo parecido. En circunstancias diferentes, pero por el mismo motivo.

«La psicosis es un problema de salud muy difícil de revertir. Yo tuve suerte. Si has pasado por una psicosis es muy bueno recordar. Como me dijo alguien ayer, ver lo que uno tenía detrás de la cabeza. Está detrás hasta que lo pones delante de ti. No hay garantías de no volver a caer pero sólo te voy a decir una cosa. Si imaginas que algo parecido a lo que te pasó te puede suceder y sonríes tranquilo es buena señal.»