Investigadores de la universidad de Stanford han descubierto en ratones que la respiración tiene una conexión directa con el centro de excitación cerebral. En humanos, habrá que esperar. Yo, que no soy nadie, te lo adelanto: si aprendes a respirar reducirás tu nivel de excitación.

Casi nunca siento ansiedad. Cuando noto una pequeña sensación desagradable en la garganta, respiro profundamente cinco veces bajando el aire hasta el estómago. La sensación se me pasa y me doy cuenta de que la mente se aquieta. Parar los pensamientos, a veces, puede ser tan sencillo como eso. Con un nivel de ansiedad muy elevado las cosas no son tan fáciles. Aprender a respirar puede ser tan fácil como buscar un vídeo en YouTube o ir a clases de relajación. No voy a contarte cómo lo hago yo porque hay muchos otros lugares donde lo puedes encontrar.

La ansiedad siempre está relacionada con un exceso intelectual que puede estar relacionado, o no, con una situación que te desborda. También con la anticipación de una desgracia, una pérdida o con el miedo en estado puro. No poder construirse un futuro también genera ansiedad. El futuro se construye en el cerebro y no hay cerebro que pueda funcionar bien sin una anticipación de futuro consciente o inconsciente. Si no hay mañana, el presente es la depresión. Cualquier futuro puede ser bueno. Al menos, un futuro genera una mínima sensación de tranquilidad. No hay nada que genere mayor nerviosismo ni mayor ansiedad que no saber qué puedes hacer mañana. Si no sabes qué hacer, haz cualquier cosa, pero haz algo. El futuro se construye muchas veces de una manera así de sencilla. Uno empieza cogiendo un pincel, y uno acaba pintando mil cuadros.

Para salir de la depresión, todos recomiendan no ceder al abandono. Yo estoy de acuerdo, pero le añadiría una sola cosa: no te fuerces a hacer nada que suponga un esfuerzo intelectual. La depresión tiene su origen en un exceso de intelectualización, y el esfuerzo intelectual, cuando el piso de arriba no está en condiciones, es contraproducente. Al cuerpo sí que puedes obligarle un poco dentro de tus posibilidades. Con el cuerpo en resposo, la depresión se solidifica. Estos últimos párrafos se los dedico a mi amigo José. Deseo que te recuperes.