No sé si hago bien, pero cuando sufro lo hago hasta el extremo. Suelo aguantar hasta que no puedo más. Lo positivo es que aprendí a sufrir intentando no hacer daño al otro. Tengo suerte de poder hacerlo.

He tenido un año muy difícil y ahora tengo una sensación de tranquilidad que me hace sentir muy bien. Querer mucho no es lo más doloroso que existe. Lo más doloroso es querer demasiado. Como me suele pasar a veces, no reconozco los límites hasta que los atravieso. He querido a tres mujeres en mi vida y ahora perdí la última. El viento sopla pero hace sol. Saldré a caminar por la playa para no parar. Quizás sea uno de los motivos por los que me gusta tanto ir de un lado para otro. Dicen que es bueno para el corazón, y lo que es bueno para el corazón también es bueno para el cerebro. Puede que se trate de una de las cosas más importantes que me mantienen sano. También no dejar de soñar y pensar en lo que vivo y sufro.

«Cuando creo que he aprendido algo, el tiempo me enseña lo que me falta. Muchas veces, leo varias veces lo que escribo en mis agendas. O pienso sobre lo mismo una y otra vez hasta que encuentro la manera de continuar. Si tienes problemas gordos es un buen ejercicio. No pensar en lo que duele funciona para no sufrir en el momento, pero sufres más en el largo plazo»