Este año que termina me he sentido muy bien en general. No todos los años lo he logrado porque algunas veces solía perder el control con personas que quiero. Quizás lo más importante es que he aprendido a que no me vuelva a pasar.

He cocinado para mis hijos en Nochebuena y Navidad. Me gusta cocinar desde que lo probé por primera vez con veinte años. Si hubiera descubierto la cocina antes, quizás me hubiera dedicado a ella profesionalmente. Tengo libros de recetas para llenar una biblioteca. Este año próximo, cocinaré para mi mujer más a menudo. Como tengo dolor crónico, a veces necesito una banqueta para hacerlo sentado a ratos.

Aunque falta todavía el fin de año, esta Navidad podría haber sido mejor. También he aprendido a vivir con lo «no tan bueno» y el cambio que he sentido es bestial. Antes necesitaba que todo estuviera bien y sufría o me peleaba porque todo estuviera bien. Ahora acepto algunas cosas pero siempre con la intención de que todo mejore en el futuro. Y hago lo que está en mi mano con esa intención siempre presente.

A veces hay que aguantar para tener el premio más adelante. Con trastorno bipolar no es nada fácil aprender esta última frase para siempre. Yo la he aprendido y quizás sea una de las claves para tener una estabilidad emocional que puede ser difícil en ocasiones. Especialmente cuando tu entorno no está como a ti te gustaría.

Te deseo feliz fin de año y mejor 2019. Escríbeme un comentario para saber un poco de ti y si quieres despedirme el año tú también.