Detrás del estrés estaba mi miedo. El miedo a no poder con una responsabilidad del tamaño de un rascacielos comparado con mi capacidad. No saber qué hacer y no ver futuro me daba miedo.

El miedo acaba muchas veces en depresión. Nadie lo dice pero es así. Yo pasé por varias que tuvieron como origen el miedo. Pero el miedo tiene muchos más riesgos con trastorno bipolar. Puede degenerar en psicosis y en manía. Una pérdida repentina del miedo o un desbloqueo pueden hacerte perder el control con el riesgo que conlleva. Muchos miedos son inconscientes. Yo siempre he intentado saber qué hay dentro de mí para atajarlo o evitar riesgos. Ahora ya no necesito hacer nada porque no tengo miedo. He llegado a este extremo cuando antes tenía miedos que ni siquiera sabía que tenía. Cuando el miedo aumenta, aumenta el estrés. A más estrés más riesgo de sufrir una crisis. La ira o la tristeza son igual de peligrosas. Yo aprendí a no sentir ira pero no soy una balsa de aceite. Tampoco es bueno serlo. Si lo intentas, el aceite acaba hirviendo y te quemas tú o quemas al vecino. La tristeza ya nunca me visita desde que encontré la manera de disfrutar y la satisfacción al hacer lo que hago.

«Me costó mucho acabar con mis miedos. Primero necesité encontrar un lugar en el que sentirme seguro y empezar a construir desde ahí. Después volvió a aparecer el estrés en el lugar donde quería quedarme para siempre. Aprendí a no estresarme y ya no me muevo de aquí. Tengo suficiente espacio como para sentirme libre y motivado«