Hace mucho tiempo que sentado en la mesa de mi oficina, me dispuse a hacer un balance emocional de mi vida. Cogí una hoja de papel e hice un repaso a mi historia personal porque había perdido la perspectiva del tiempo y pensaba que en mi vida no había habido más que sufrimiento. Parar en aquel momento y hacer balance supuso un antes y un después. Por un lado, me di cuenta que mi vida no había sido siempre síntomas y malestar, y me dediqué a hacer un repaso hacia atrás de circunstancias personales y debilidades propias que me afectaron hasta el extremo de enfermar.

Estoy convencido de que este ejercicio puede ayudar a comprender algunas situaciones que te han podido estrellar, una y otra vez, contra el mismo muro. Sin bolígrafo y papel es imposible recomponer tu historia personal porque se escapan muchos detalles y se pierde la visión de conjunto. La psicología narrativa es terapéutica, entre otros muchos motivos, porque ayuda a integrar tu vida y a verte desde fuera, como si contemplaras una marioneta descompuesta por motivos ajenos a tu persona y otros, que viven dentro de ti. Al hacer balance emocional, puede que caigas en la cuenta de que en invierno también luce el sol y no siempre hace frío. Cuando lo concluyas y leas tu propia historia con tus propias palabras, también puede ayudarte a identificar qué te hiere y qué te sana, a distinguir qué te frena y qué te empuja, a separar el grano de la paja, y a deshacerte de lo prescindible que es mucho. Si escribes tres hojas y empiezas unos años antes de empezar a sufrir los síntomas del trastorno bipolar, mucho mejor.

Haber perdido la sonrisa es motivo suficiente para encontrar mucha utilidad en este ejercicio en el que no necesitas nada más que enfrentarte a ti mismo. Conozco personas de la asociación que escriben habitualmente, y estoy convencido de que si no lo hicieran, no se encontrarían como se encuentran. Si crees que es una necesidad que sólo tenemos algunos, acepto pulpo como animal de compañía. Si crees que sólo sirve para desahogarse, es posible que pienses así porque no lo has probado nunca.

Nada me gustaría más que dentro de unos días, dejaras un comentario diciendo: «Lo he hecho y me ha ayudado mucho». Y no por tener razón, sino porque querría decir que te encuentras mejor. Si es así, te invito a que ya que has empezado no te detengas. Vendrán sorpresas mayores. 🙂