Desde el mismo momento en que fui diagnosticado con trastorno bipolar, lo he vivido más como un problema que como una enfermedad. Al principio, uno no es consciente de la situación a la que se enfrenta porque es totalmente nueva e inesperada. De hecho, tengo la sensación de que la mayoría de los bipolares tenemos que tocar fondo antes de empezar a remontar. Las razones son variadas, pero las más importante es la inconsciencia al no darnos cuenta de que sucede algo en nuestras vidas muy significativo y que nos diferencia. El pesimismo reinante alrededor de la enfermedad especialmente entre los afectados tampoco ayuda mucho.

Una vez que las crisis te despiertan a la realidad, es necesario ponerse en manos de un buen equipo médico porque, de lo contrario, el agravamiento de tu salud está garantizado. ¿Y cómo saber si un equipo médico es bueno o no? Lógicamente, es bueno aquel capaz de conseguir que dejes de sufrir para recuperar tu salud en un plazo razonable, una tarea aparentemente nada fácil según muestran las estadísticas. Si el sufrimiento se perpetúa, las posibilidades de recuperación se hacen más difíciles, entre otras cosas, porque uno acaba perdiendo la esperanza.

Pero al hablar de trastorno bipolar y aceptación, me quería referir a otra cuestión. Es fundamental que tengas en cuenta y aceptes las limitaciones que el trastorno bipolar te va a imponer. Serán limitaciones en tu propio beneficio. Tenerlas en cuenta, tampoco coarta tu libertad individual, es simplemente una decisión de responsabilidad con tu propia salud. En el inicio del tratamiento serán mayores que posteriormente, si el equipo que vela por tu salud y tú mismo sois capaces de llevar tu barco a buen puerto. Seguramente ya sabes cuáles son dichas limitaciones. Muchas de ellas son universales; la mayoría de los psiquiatras las explican a sus pacientes. En cualquier caso, yo iré dejándolas en este blog en distintos artículos, al igual que otras, que a mi me han servido de mucho.

Si te aceptas como eres y no te rechazas, tendrás una carga menos que soportar. Aceptarse no significa no esforzarse por mejorar en la medida de lo posible. Aceptarse es tratarse con respeto y no convertirte en tu peor enemigo. Cuando el sufrimiento emocional nos golpea, es muy normal rechazarte pensando que tú eres el sufrimiento mismo. El sufrimiento es una circunstancia en tu vida. Nada más y nada menos.

Y aunque estés de vacaciones, déjame un comentario. Para mi también son vacaciones y aquí estoy 🙂