Todavía no sé cuántos comentarios voy a escribir sobre el trastorno bipolar y la autoestima. Pero aquí va el segundo. Puedes coger un papel y bolígrafo y escribir una sencilla lista con tus cualidades en una columna y tus debilidades en otra. Virtudes y defectos son palabras excesivamente cargadas de orgullo o reproche respectivamente. La inmensa mayoría, supongo, veremos un desequilibrio importante entre el número de palabras en una columna y en la otra. Sinceramente, creo que no se trata de que tengamos más o menos cualidades. Simplemente nuestra atención se centra en aquello que, de alguna manera, no nos perdonamos. Un kilogramo de más o mal repartido, la agresividad como reacción desproporcionada, la timidez de nacimiento, envidiar la belleza de la Bella, odiar parecernos a veces a la Bestia, querer ser otro que siempre es más, despreciarse a uno mismo por ser siempre menos. Una carta de presentación además de desafortunada, subjetiva e incluso irreal. Seguramente hemos cargado las tintas en la primera columna, y se nos ha acabado el bolígrafo para rellenar la segunda. Aunque a alguno quizás no se le hubiera ocurrido nada que escribir en esta última. Si tienes la mala costumbre de ser demasiado cruel contigo mismo, o simplemente injusto, te costará levantar la cabeza del suelo al caminar. Es muy curioso comprobar que, a veces, sólo nos permitimos a nosotros mismos decirnos algunas cosas en forma de pensamientos. Es más, si alguien nos las dijera en voz alta, podríamos llegar a perder una amistad o dedicar una mirada con la caricia de un látigo. Sin embargo, lo hacemos con nosotros mismos y tan contentos. Mejor dicho, tan tristes.
Hace tiempo llegué a una conclusión que si no fue acertada, coincidió con una mejoría de mi salud. Creo que no es muy saludable tener en cuenta todo lo que llega a tus oídos de cualquier persona que te conozca poco o nada. Y ahora viene la segunda parte. Creo que tampoco es saludable creerte todo lo que te dices a ti mismo. En especial si son reproches. Puedes estar tan equivocado como cualquiera. Yo mismo, diagnosticado con trastorno bipolar lo hacía a menudo. No sé si estaba equivocado o no. Desde luego, desde que dejé de hacerlo me encuentro mucho mejor.
Gracias por leerme, gracias por participar a quienes ya han participado y te animo a dejar tu opinión. 🙂
Hay 2 comentarios en este articulo
Hola Alberto, soy Claudia de Argentina. Me parecen muy enriquecedores tus entradas realmente, con bipolaridad o sin ella. Llegue a tu blog ya que mi hermano (28) esta siendo tratado por ese trastorno, lo que yo noto es que su psiquiatra no da un diagnostico, solo lo medica segun el para nivelar su "euforia" la verdad me preocupa mucho. Crees que esto es normal? Gracias por tu ayuda!!
Hola Claudia,
Gracia a ti, por escribir. Supongo que tu hermano, si está siendo medicado para nivelar su euforia, es muy posible que su psiquiatra todavía no tenga un diagnóstico claro si no os lo ha facilitado todavía. Repecto a este punto lo mejor es que te lo aclare él mismo.Tengo entendido que para poder diagnosticar trastorno bipolar, es necesario cumplir una serie de condiciones durante varios días. Estas condiciones establecerían si tu hermano ha sufrido una hipomanía o manía, que a grandes rasgos, son episodios de euforia de menor o mayor grado. Algunos síntomas puede verlos en este enlace http://www.redbipolar.com/redbipolar/index.php?option=com_content&task=view&id=16&Itemid=64. Espero y deseo que tu hermano se encuentre cada día mejor. Un abrazo.