Aunque la flexibilidad ya estaba en la lista de comentarios pendientes, unas palabras que escuché el otro día en la asociación me han invitado a escribir hoy sobre una cualidad importante para quien padece trastorno bipolar. Como siempre, contaré mi experiencia en torno a esta cuestión que siempre nos facilita la vida y las relaciones.

El bambú joven crece hasta una gran altura y resulta ser un material más flexible de lo que aparenta. Siempre se ha tomado como un buen ejemplo para representar la flexibilidad y si prefieres pensar en algo más autóctono piensa en un simple junco. Podemos ser sensibles a los cambios de entorno, a determinados entornos o personas, o a determinadas actitudes. En cualquiera de los casos, aprender a ser cada día más flexible te permitirá adaptarte cada día mejor a cualquier situación que te enfrentes.

Hace mucho tiempo, aunque yo mismo podría haber llegado a pensar que era una persona muy flexible muy posiblemente era todo lo contrario. La flexibilidad tiene mucho que ver con tu capacidad para adaptarte, sortear, o afrontar los distintos obstáculos o retos a los que la vida te va a conducir antes o después. El trastorno bipolar posiblemente sea el mayor reto al que te tengas que enfrentar en esta vida, visto lo visto. Cuando tuve la fortuna de empezar a aprender cómo lidiar con él, una experiencia límite -en mayúsculas- me enseñó mucho más que cualquier lección aprendida hasta entonces. Sin embargo, las mayores lecciones relativas al trastorno bipolar las he aprendido tiempo después: leyendo, pensando y compartiendo. Dentro de tus posibilidades, te recomiendo que utilices todos los recursos que estén a tu disposición. El tiempo que dediques a aprender siempre merecerá la pena. Para compartir necesitarás acudir a una asociación o a un grupo, donde te descubrirás a través de las experiencias de los demás.

Si ahora disfruto de la vida de una forma especial, uno de los muchos motivos es simplemente que he ganado en flexibilidad. Necesito un verdadero temporal para perder los estribos. Así todo y como cualquiera, tengo mis propios límites. La paciencia y la tolerancia nunca son infinitas. Cuando alguien o algo excede mis límites, reacciono como todo el mundo. Cuando reacciono trato de hacerlo con cierta medida y de una forma que no haga daño al prójimo. Aunque me considero una persona con carácter necesito acumular «bastante» para acabar mostrándolo. Reconozco ser flexible pero no soy una goma. Existen tantas formas diferentes para ganar en flexibilidad que siento no disponer aquí de espacio para empezar. Muchas ya las conocerás, aunque lo más difícil siempre es poner en práctica lo que uno ya conoce. En ese momento se produce la verdadera transformación del conocimiento al saber. He aprendido a ser más flexible y actuar de una forma más flexible con el martillo del hábito. En realidad, no creo que haya otra manera. Sea cual sea tu situación, si tienes la sensación de que no necesitas mucho para quebrarte, es muy posible que tengas que revisar algunas cosas en ti. Todo se puede trabajar. No hay nada que no se pueda mejorar 🙂