En un comentario anterior, una persona me pidió que escribiera una publicación sobre mi experiencia con la memoria. Voy a hacerlo en el día de hoy por si te puede servir, en algún sentido, la forma en que yo he logrado recuperar muchas facultades que había perdido.

Los síntomas que sufren o han sufrido las personas que padecen o han padecido el trastorno bipolar suelen conducir a algunas personas a cierto deterioro, sin afectar a todos en el mismo grado ni de la misma forma. Conozco personas que después de una crisis siguen teniendo mucha lucidez y claridad a la hora de expresarse, y otras que no pueden hacerlo con la misma claridad o lo hacen con un exceso de velocidad poco recomendable. Aunque los estudios parecen constatar que el deterioro suele ser creciente con las recaídas, siempre hay excepciones. La memoria, la capacidad de atención y la claridad a la hora de pensar o tomar decisiones dependen de tantos factores que aquí sólo voy a enumerar algunos, de entre los muchos, que me han ayudado en los últimos años.

Cuando mi vida estaba dominada por la insatisfacción y dedicada a una rutina muy alejada del tipo de estimulación que necesito, mi capacidad estaba muy limitada porque no encontraba la forma de desarrollarla. Tanto el entorno profesional como el tipo de actividades a las que dedicaba mi tiempo, tuvieron mucho que ver con la mayoría de las limitaciones o las dificultades para desarrollar nuevas habilidades. La mayoría de las habilidades que ahora disfruto han sido consecuencia del cambio en mi estilo de vida y mi nueva ocupación. Antes, no sólo no podía expresarme con claridad, ni siquiera podía pensar en otra cosa que no fuera el mantenimiento de una rutina que no me permitía avanzar. Aunque fui recuperando poco a poco la sensación de capacidad hasta acabar por sentirme capaz en mi último año de profesión, soy el primer sorprendido en la mejoría que he experimentado a todos los niveles en los últimos tres años. Después del tiempo transcurrido y la experiencia acumulada, mi conclusión personal es doble.

Por un lado, la posibilidad de llevar una vida anclada a la tranquilidad y alejada del estrés diario me ha permitido recuperar el bienestar psicológico: la base de la recuperación de la memoria, la capacidad de atención y comprensión, y la inteligencia necesaria para tomar decisiones saludables. En segundo lugar, la actividad a la que me dedico a contribuido en este proceso de una manera especial. Durante los últimos cinco años he dedicado a la lectura y el aprendizaje gran parte de mi rutina diaria. Con la escritura como complemento y la actividad social que desarrollo en la asociación de Bilbao, he logrado desplegar muchas habilidades tan recientes como bien asentadas. Grandes enemigos de la memoria son el aislamiento, dejar vagar los pensamientos sin dirección o cualquier actividad pasiva como ver demasiado la televisión. Todo lo que hagas a diario, aunque te suponga mayor esfuerzo que a los demás, te ayudará a fortalecer tu memoria. Aprender a relajarte te resultará tan útil como cualquier ocupación o actividad profesional. Tan sólo se requiere tiempo, paciencia, e insistencia. El hábito acabará por cambiar tu biología y, como somos biología, acabará por cambiarte a ti 🙂