El trastorno bipolar es una enfermedad que marca un antes y después en tu vida. No conozco a nadie que haya vivido la depresión o la euforia sin haberse enfrentado a situaciones objetivamente difíciles, y en algunos casos, habiendo atravesado experiencias que podrían derrumbar a cualquiera. Visto el problema desde fuera, podría parecer que las crisis emocionales más llamativas aparecen sin avisar pero el origen, en muchos casos, se encuentra en la acumulación de estrés y una alteración en la rutina del sueño.

Decir que el trastorno bipolar se trata de una oportunidad puede resultar demasiado superficial, dependiendo de la situación de salud de la persona diagnosticada y sus circunstancias vitales. Si llevas tiempo leyendo mi blog y has llegado hasta aquí comprenderás lo que me gustaría explicarte a continuación.

Si no hubiera sufrido en mi vida situaciones en las que mis emociones y estados de ánimo se desbordaron por completo, no podría estar escribiendo esto para ti ni podría haber  aprendido todo lo que aprendí acerca del trastorno bipolar. Con toda seguridad tampoco habría descubierto la escritura, habría constituido la asociación Esperanza Bipolar ni habría terminado por especializarme en marketing digital. Reconozco que he encontrado mi recuperación, en gran parte, en el estudio del trastorno bipolar a través de mi experiencia personal y la experiencia de otros. Volcarme en esta actividad  me ha permitido despertar una creatividad dormida y también desarrollar algunos tipos de inteligencia que me han facilitado concluir un primer libro y completar cien páginas de un segundo.

El trastorno bipolar, si encuentras un buen equipo médico que sepa como ayudarte, puede constituir una oportunidad para afrontar cambios importantes en tu vida hacia dentro o hacia fuera. En mi caso particular, tuve que dar un salto al vacío porque la situación de mi salud era tan delicada que no vi otra alternativa. Otras veces, se requieren cambios profundos de mentalidad o de hábitos no siempre fáciles. Estilos de pensamiento muy arraigados o una inercia vital que no siempre nos lleva por el buen camino dificultan o hacen imposibles los cambios tan necesarios.

El trastorno bipolar, como cualquier enfermedad, supone una oportunidad para que te conozcas mejor y comiences una vida a partir de lo que tienes. Uno de los grandes frenos a la hora de disfrutar de la vida es que muchos nos centramos en lo que nos falta. De esta forma la botella no está ni medio llena ni medio vacía, sino completamente vacía. La enfermedad tambíén se presenta como una oportunidad para superar los miedos no siempre infundados, porque toda crisis emocional deja sus cicatrices. Decidas lo que decidas hacer con tu vida conviene saber que no siempre es mejor estar en movimiento que tomando aire. Una vez alcanzado el bienestar, ya tendrás tiempo de ponerte otra vez en marcha. La vida siempre te espera.