Como me gusta pensar y escribir, hoy voy a dejar un comentario para proponerte algo que te puede ayudar a valorar cómo vives el trastorno bipolar. Es una forma muy sencilla de representar tu situación en un papel con dos círculos. Uno de ellos representaría tu vida, en un color cualquiera, y el otro la enfermedad de la que estás diagnosticado, padeces o sufres. Aunque las tres opciones parezcan lo mismo, son muy diferentes. Yo hace más de diez años sufrí la enfermedad. Durante largas temporadas, la padecí. Hoy en día, sólo estoy diagnosticado y ni la sufro ni la padezco. Los círculos pueden tener un tamaño mayor o menor en función de la situación de tu salud. Los círculos pueden estar incluídos uno dentro del otro o no, si la enfermedad ya no afecta a tu vida. Representar estos círculos en una hoja con la fecha de hoy, puede ayudarte a ser más consciente de tu evolución. Puedes hacer este ejercicio de ancla una vez al año, o cuando lo creas oportuno y te apetezca hacerlo. No olvides de anotar siempre la fecha.

Cuando pensé en los círculos me di cuenta de que mi vida es un gran círculo y el trastorno bipolar es uno tan pequeño que ni siquiera afecta a mi vida. Por este motivo, el círculo pequeño está fuera del círculo grande. No afecta a mi vida, ni la limita. Mi vida está mucho más limitada por el dolor crónico que padezco, especialmente me impone limitaciones físicas y me obliga a una rutina más que saludable. Descanso y  ejercicio físico moderado a diario. Una alimentación bastante sana porque desde hace seis años, año en que sufrí el accidente, tengo que cuidarme para no sufrir pesadas digestiones o una gastritis crónica que también padecí durante algún tiempo.

Represento el trastorno bipolar con un círculo pequeño porque la enfermedad todavía significa algo en mi vida. Y no me refiero únicamente a todas las actividades que desarrollo con el nombre de Esperanza Bipolar a través de la asociación de Bilbao y en la red. Me estoy refiriendo especialmente a los límites que me impongo para vivir como vivo y no tentar a los síntomas. Si me olvidara de ellos, correría un riesgo que no estoy dispuesto a correr. Aunque ahora piense que podría prescindir de ellos no lo voy a hacer nunca. Son la base de mi bienestar y no tengo ninguna intención de dejarme llevar. Estoy convencido de que he encontrado mi ritmo y la tranquilidad que necesito para sentirme bien. No voy a cambiarla por el brillo de ninguna ilusión prescindible hoy en día. Tengo tantas ilusiones que no me gustaría empacharme con la avaricia de sentir con más intensidad. La intensidad de la serenidad para una persona como yo, que ha conocido los extremos, ya es lo suficientemente intensa como para necesitar más. No echo de menos la euforia ni mi vida de antes. Aquella fiesta ya la viví y no quiero volver a pasar la resaca. Es bueno que sepas que el deterioro de tu salud será mayor si no das la importancia que se merecen a cada una de las fiestas que suelen acabar con mucho dolor a tu alrededor. Además del que uno sufre por dentro cuando se apagan las luces.