La idea de este comentario me surgió hace algún tiempo a partir de una pregunta que me invitó a pensar. La necesidad de establecer siempre unos límites para no tener que pagar el precio de la euforia. Imagina que llevas todo un día sin comer porque no has tenido tiempo y para cenar das cuenta de cuatro platos y postre. Es muy posible que duermas mal, te levantes con mal cuerpo porque has tratado de compensar el hambre con un empacho. Ahora imagina que tu estado de ánimo, por el motivo que sea, empieza a aligerar tu vida y no pareces necesitar imponer ningún límite al pequeño placer de sentirse muy bien, sacrificando horas de sueño. Cuanto menos duermes, curiosamente, pareces necesitar menos descanso y seguramente ya sabes lo que viene después.

Si, por el contrario, empiezas a sentirte cada día más cansado y con menos vitalidad que la habitual, puedes encontrar en la cama un amigo que no te conviene. Cuando no había tocado fondo ni había recibido la información sobre psicoeducación para el trastorno bipolar me encontré en más de una ocasión encontrando en el sueño, el único cobijo al sufrimiento de la vigilia. Han pasado muchos años pero todavía puedo recordarlo.

A nadie le gusta que le pongan límites, y muchos no necesitan imponerse ningún límite. Mi recomendación, si estás diagnosticado con trastorno bipolar como yo, es que sí lo hagas. Lo vivo como un seguro de estabilidad y me compensa con creces el hacerlo. Aunque al padecer dolor crónico, tengo un límite impuesto que me favorece en un sentido pero me perjudica en el otro.

Si tienes la inmensa fortuna de lograr una estabilidad emocional y del estado de ánimo duradera, te dejará de importar el tener que tener en cuenta estas precauciones tan insignificantes. Aquí he hablado sólo respecto al sueño, pero podría hacer una lista con otras cuestiones importantes que trataré en próximos comentarios. En realidad, el cuerpo impone ciertos límites para su regulación, y saltárselos es atentar contra tu propio cuerpo.

Lo que he contado hasta aquí no debes considerarlo una renuncia porque no lo es. Considerarlo una elección inteligente te puede ayudar. Si este comentario no te ha parecido muy optimista o te cuesta digerirlo, aquí te dejo una buena noticia: «Con el tiempo te darás cuenta de que has logrado romper muchos límites que creías insalvables».