Me costó mucho darme cuenta de que los demás son diferentes. Mucho tiempo, muchas decepciones, mucha frustración y mucho daño. Tuve que explotar alguna vez también para aprenderlo.

A veces, me sentí mal por haber explotado y con sentimiento de culpa. Otras no me sentí mal después, simplemente exploté. Con mi padre, mis hermanos y alguien que pasaba por ahí. Lo que sí sé es que sin explotar seguiría en el mismo punto que estaba antes: con un sentimiento de impotencia por circunstancias que afectaban de alguna forma a mi familia, o por verme ver obligado a ver el sufrimiento de alguien querido que me provocaba la misma impotencia. La falta de sensibilidad siempre me hizo hervir la sangre aunque ahora ya no. Si no me he acostumbrado, ya no me hace explotar.

Desde hace mucho sé que los demás no son como yo. El problema es que saberlo no te convierte en una estatua de piedra. Cuando no actué y fui estatua las consecuencias salpicaron en todas la direcciones. Ahora no estoy seguro de saber cuándo actuar y cuándo no, pero algo he aprendido. Muchas veces, hagas lo que hagas da igual. Cada uno acaba donde la vida le lleva y nadie hace nada que no quiera hacer. Nadie convence a nadie y todo el mundo acaba haciendo lo que quiere hacer. Con esta lección bien aprendida gasto poca saliva y sólo cuando es necesario. No cuajar malos sentimientos es fundamental y la prioridad número uno. No callarme también es algo que me costó mucho aprender y callarme fue algo que me costó tirar a la basura muchos años de mi vida y una enfermedad conocida como el trastorno bipolar. Yo sí me arrepiento de cosas, especialmente de tragar cuando no hay necesidad de tragar. No tragar es importante, pero no vomitar también lo es.

«He cambiado poco en los últimos años, pero mucho en detalles que necesitaba cambiar. Lo he logrado daño tras daño y sé que no hay nadie que se libre de pasar por lo mismo. Sin pensar es imposible aprender nada importante. Me derretí el cerebro pero mereció la pena. Ya no necesito pensar como lo hacía antes. Vivo y hago. Hago y vivo. Pienso para crear algo para los demás porque creo en el valor de mi conocimiento»