El trastorno bipolar da mucho que hablar. Con todo lo aprendido no podría dejar de hacerlo. Especialmente cuando leo por ahí cosas que me chirrían. Hay quien cree que con esta enfermedad no es necesario renunciar a las cosas más emocionantes de la vida. Para valorar esta recomendación antes habría que definir la palabra «emocionantes». Como aquí hay tengo que ajustarme a un espacio, y para no aburrirte, voy a simplificar un poco.

Desde que me siento muy bien, todos los días renuncio a muchas cosas muy emocionantes. Incluso hago otras muchas menos emocionantes que me hacen sentir muy bien. Estoy convencido de que ese es uno de los muchos motivos por los que me siento tan bien. Mi vida es muy emocionante ahora mismo, aunque quizás no sea la más emocionante que pudiera tener. ¿Por qué? Porque es muy difícil de mejorar ahora mismo. He vivido experiencias muy emocionantes, algunas de ellas con pasaporte al hospital. A decir verdad, no elegiría volver a vivir ninguna experiencia tan intensa. De hecho, elijo no vivirlas todos los días del año. Hay muchos otros motivos por los que te recomendaría más la calidad que la intensidad pero también son aburridos de explicar.

Me da la sensación de que todavía se dan muchos palos de ciego, y me apena darme cuenta de que algunas recomendaciones pueden ser muy perjudiciales y suponer muchos riesgos si se toman en cuenta. En realidad, lo que más me entristece es saber que algunas recomendaciones proceden de fuentes expertas. Cada día creo menos en los expertos. Aunque siento tener que decir esto, me encantaría que la realidad fuera bien distinta. Trabajo por cambiar la realidad de mi entorno más próximo y sólo puedo seguir haciéndolo a mi manera. Exactamente igual que los demás, espero que los demás logren el propósito que, supongo, nos une. Que las personas diagnosticadas con trastorno bipolar tengan cada día una mejor calidad de vida.

¿Quieres vivir experiencias muy emocionantes? Adelante. Vívelas y luego me cuentas. Yo, de momento, disfruto viendo al Puppy del museo Guggenheim de Bilbao. Me resulta una experiencia muy intensa 🙂