Han pasado más de veinte años pero recuerdo lo importante. Llevaba siete años con una sensación de incapacidad brutal. Pensaba que no valía para nada y había pasado ya por una depresión.

La emoción que disparó mi primera crisis fue la sorpresa. He escuchado a otras personas contar que han pasado por otras situaciones que les provocaron también un shock disparado por la sorpresa. Una situación muy inesperada me llevó a la súbita y estúpida conclusión de que podía ser capaz de lograr cualquier cosa. Sentí que tenía criptonita por las venas. Luego leí que no, que el problema fue la dopamina. Una explosión de dopamina en mi cerebro hizo el resto. Acabé en el hospital psiquiátrico. Recuperé los detalles de este recuerdo mucho tiempo después y recordando varias veces. Un «QUERER SER CAPAZ DESESPERADO» se había convertido en un «PUEDO CON TODO» en un abrir y cerrar de ojos. Respuesta de mi cerebro: manía. Durante mucho tiempo, no disfrutaba ni me gustaba mi trabajo y acabé por sentirme un inútil perdiendo toda motivación. Problemas todos ellos muy graves. Ojo: la dopamina es el neurotransmisor de la motivación y en manía te inunda por dentro.

«Recordar me ayudó a tomar consciencia de mis problemas pasados. Hacerlo no fue suficiente para llegar donde estoy, pero sí necesario para intentar evitar correr riesgos. Si piensas en la manía y en qué pudo detonarla puede que te ayude. Yo es lo que hice. Y aunque sigo teniendo algunas limitaciones que tenía antes, no me afectan dedicándome a lo que me dedico.»