Este año, como el pasado, estoy asistiendo a un taller de escritura en la librería Kattigara. Disfruto mucho con todo lo que nos enseña Javier. Aunque no siempre le hago caso, me gusta su pasión en lo que hace, El primer microcuento, que no lo es, tiene mucho que ver con el trastorno bipolar. Voy a escribir un libro de microrelatos para enseñar de una manera diferente lo que he aprendido en los últimos años. Me encantaría que dejaras aquí tu opinión sobre lo que te parece éste de hoy.

«Aquella ascensión fue la más dura de todas. Tras diez largos días con sus breves noches, la fatiga se veía aliviada por una cumbre cada vez más cercana y luminosa. El sendero, delimitado por flores silvestres que ignoraba, dejaba atrás las primeras piedras de la travesía. Para mi fortuna, no sentía sed en mi boca seca ni cansancio en mis músculos doloridos. Más cerca del sol, la luz resplandecía sobre la superficie de los arroyos y la nieve de las cimas con un brillo anestesiante.


Deslumbrado por tanta intensidad, me vi obligado a desviar la mirada hacia la tierra ocre que alfombraba mis pasos mientras avanzaba. Los troncos secos de los árboles observaban la ligereza de mi ascensión con expresión de asombro. La misma que dibujaba el rostro de mi mujer una semana más tarde; sentada junto a mi en el borde de una cama de hospital.

Durante aquel verano fui el hombre más feliz del mundo; aquel otoño fue el más triste de mi vida»

Espero que ya no tengas ninguna duda de que sé cómo se vive la euforia. Esta semana tendrás otro comentario menos lírico. Así que estáte atento :))