Te he hablado de tantas cosas en este blog sobre el trastorno bipolar que corro el riesgo de convertirme en un abuelo que siempre cuenta la misma batallita. Como me gustaría seguir aportando valor, hoy te hablaré del mayor cambio que he sentido este año. Antes andaba muy precavido porque todavía tenía sensaciones que me recordaban mi fragilidad al estrés. Sin embargo, he perdido el miedo a algunas cosas gracias a lo último que he aprendido, y eso me hace sentir más tranquilo.

Explicar cómo he perdido el miedo no es sencillo. Alguna forma de afrontar las reuniones de Esperanza Bipolar me sobrecargaba demasiado. Tuve que darme cuenta de lo que hacía y el efecto que tenía en mi mente para poder empezar a cambiar la manera en que lo hacía. Estimularme intelectualmente me hacía daño y he tenido que escuchar de otra manera a los demás. LLegué a un punto en el que pensaba más de la cuenta. Además lo hacía mucho tiempo después de haber escuchado a alguien contarme algo. Lo hice durante años y en parte me alegro porque muchas cosas importantes que he aprendido sobre el trastorno bipolar tienen su origen en una atención muy focalizada y las reflexiones posteriores. Hace un tiempo que he dejado de hacerlo y vuelvo mucho más relajado a casa. Soy capaz de desconectar en menos tiempo que antes y puedo fijar mi atención en la televisión o cualquier otra cosa. La capacidad de desenganchar el pensamiento para fijar la atención en el exterior es la mayor fortaleza que puedes cultivar para vivir alejado de los síntomas. Yo estoy en período de aprendizaje y he logrado un avance importante que me permite hacer todo sintiéndome mejor. De rebote, puedo hacer un poco más sin poner en riesgo mi salud.

Hace seis meses, me cuidaba mucho de no hacer ciertas cosas porque veía riesgos. Ahora estoy empezando a sentirme más seguro después de haber superado algunas situaciones que antes me hubieran desestabilizado. He colaborado para poner en contacto a personas de Argentina y España a través de grupos de Whattsapp y mi primera experiencia en uno de ellos está siendo muy positiva. Estoy muy convencido del gran poder de las pequeñas cosas porque durante los últimos años he visto progresos sorprendentes en personas gracias a algo aparentemente «sencillo». Cada vez creo más en la química de las personas. Natural y sin contraindicaciones. Me ha bastado con crear las condiciones para que el intercambio sea positivo y siempre con la intención de que todos salgan ganando. Cuanto más veo, más creo en lo que hago.