He tenido relaciones con cuatro mujeres en mi vida: dos muy largas y dos muy cortas. Me considero una persona fácil para la convivencia. Con mi mujer tuve que cambiar bastante para seguir queriéndola.

Estuve veinte años con la misma mujer hasta que la perdí en un trágico accidente. Nos conocimos con dieciocho años y todo fue fácil. Tuvimos dos hijos y ningún problema de pareja. En mis peores años con los síntomas del trastorno bipolar, me imagino que lo pasaría mal, pero nunca me lo dijo. Hace nueve años, me casé con mi segunda mujer. Antes de conocerla, tuve dos relaciones cortas. Mi mujer y yo somos muy diferentes. Convivir con ella me resultó muy difícil al principio. Tuvimos pocas discusiones pero fuertes. Aprendí a evitarlas pero apareció otro problema. Dejamos de hablar de los conflictos y algunos conflictos no se resolvieron. Supongo que lo hicimos para no hacernos daño, pero ahora me arrepiento de que no supiéramos hablarnos con más tranquilidad. Tenemos la suerte de que nos queremos y eso nos mantiene unidos. De momento, hemos logrado no romper nuestra relación.

«Si tu pareja te da lo que necesitas, y tú le das a tu pareja lo que necesita, tu relación puede funcionar bien. Si tenéis los mismos gustos todo será mucho más fácil. Con hijos, la cosa se puede complicar bastante. La base de una pareja no siempre es el amor. La bipolaridad puede hacer difícil complacer al otro o provocar dependencia del otro. Dos problemas a los que conviene prestar atención.»