De vez en cuando intento concentrar ideas sobre lo que he aprendido. Como no podemos cambiar mucho cómo somos te propongo una pregunta. Se trata de reconocer si tienes dirección y vives en el presente.

Nadie vive en el momento presente. Si así fuera estaría paralizado como una estatua. Yo antes tenía dirección pero no estaba satisfecho con mi presente. Me movía la desesperación con una fuerza que no era mi propia fuerza. Ahora tengo una dirección muy diferente pero lo importante es que estoy satisfecho con mi presente. El futuro te mueve pero si antes te sientes bien. Por lo tanto, la prioridad es sentirse bien sin juzgar si lo que haces es normal o no.

Mi vida no es nada normal y me siento normal. Si tienes algo muy marcado, respétalo. Si no lo haces, te sentirás mal. Yo soy un pensador y una ocupación normal no me permitiría hacerlo con la frecuencia que necesito. Sobre lo que no tienes ningún control tienes que construir una rutina, la única condición es que no te hagas daño con ese «algo» sobre lo que no tienes control. Es fácil caer en una adicción y es el único riesgo que tienes que valorar.

Poner marcas en el camino de tu futuro ayuda a andar. Yo me he puesto varias marcas en los últimos años. Alrededor de diez y la última ha sido terminar una novela algún día. Para alcanzar las marcas de tu futuro, el camino tiene que ser más bien placentero. Mejor la Coca-Cola que el whisky. La chispa está muy bien, pero si no se te sube a la cabeza. A mí se me subió a la cabeza la última vez hace cinco años. Nunca más.

«Las sensaciones cálidas son las mejores y son las que hay que buscar. Tu propio ritmo y la libertad para elegir tu música son necesarias. Yo cambié una vez y tuve suerte después de diez años sin saber por dónde me daba el aire. Tengo un amigo que acaba de iniciar el camino y se le ve en la cara. Vive tu vida como si no te viera nadie. En realidad, pocos te miran»