En los últimos años, me he dedicado a recuperarme y a hacer cosas que no me costaba hacer. Lo que suele llamarse «dejarse llevar». En este dejarme llevar me encontré con dificultades, pero nada comparado con las que tuve que sufrir cuando me esforzaba. Mi recomendación si estás pasando por momentos difíciles es clara: «Déjate llevar».
Tengo un muy buen amigo que lleva mucho tiempo pasándolo mal. Sé que para él no es nada fácil, pero me veo en la obligación de contar aquí lo que me sirvió. Intuyo que una manera de no deprimirse con trastorno bipolar es dejándose llevar. Si te dejas llevar puede que encuentres cosas que te den cierto placer. Obligándote es imposible.
La ley del mínimo esfuerzo está mal vista. Ni todos los que llegan lejos, ni todas las personas satisfechas con sus vidas, se han esforzado como actitud vital. Es más, puede que sean relativamente pocos los que han seguido ese camino para alcanzar esa meta. Yo nunca me apliqué la ley del mínimo esfuerzo hasta que me di cuenta de algo importante. Cuando empecé a dejar de esforzarme, vi que los resultados fueron positivos. No significa no hacer nada, sino hacer lo que no te cuesta. Ahora he dejado de hacer algunas cosas que me requieren más esfuerzo que antes. Algún día las retomaré pero ahora no es mi momento. 
Las depresiones me dejaron una huella que ya está borrada. Antes, cada vez me frustraba más y veía que tenía menos salidas a mi situación. Sentía que vivía en un fracaso continuo y no sabía lo que necesitaba. Ahora que lo sé, todo es mucho más fácil.