Lo intentamos de muchas formas pero no pudo ser. Hoy siento el desgaste de haberla querido tanto para no lograr lo que tanto quise: seguir teniendo la oportunidad de quererla. Es un momento triste para mí.

Nos casamos y ella era todo ilusión. Luego llegaron los problemas y nuestra ilusión sufrió el desgaste de los problemas de la vida. Ella se dejó la piel y el corazón, yo soporté el daño hasta el infinito y más allá. Me salté mis propias reglas sabiendo que lo hacía por ella. Cuando nos conocimos yo acababa de nacer, ahora soy un hombre que saca la fuerza de algún rincón escondido que yo mismo desconozco. Estoy tranquilo y, por primera vez, no me siento solo sin pareja. El dolor físico es mi compañía desde hace quince años, y algún día será mi compañía más duradera. Soltero, casado, viudo, casado por segunda vez y divorciado. Lo peor no está escrito en un papel, está escrito dentro. Hace tiempo mi amigo don José me habló de una vida tranquila, sencilla y placentera. Eso es. Volveré a instalarme en ella como suelo hacer cuando lo necesito porque bastante tengo con lo que tengo. Y con el paso de los años y mi mala salud será mi única vida.

«El amor existe pero no siempre es posible. El amor duele porque, a veces, es así. Si tienes trastorno bipolar lo difícil es fijarse los límites al dolor. Y también es importante estar atento al daño que haces al otro. Pareja, amigos o familia. Todo es igual cuando pones mucho en juego. Si aprendes a perder tendrás mucho ganado. El problema es que para ganar hay que llevarse el daño puesto«