Nunca he sido muy adaptable. Intenté adaptarme y no lo logré. Sé que es una limitación, pero he aceptado vivir con ella. Ahora he mejorado mi capacidad de adaptación, pero necesito mi espacio.

Olvidándome de mi antiguo trabajo, he aprendido a adaptarme a casi todo tipo de personas. Antes necesitaba estar con personas muy afines, ahora puedo estar en un grupo y sentirme a gusto. Soy mucho más flexible, y eso me hace sentir especialmente bien. Aunque tengo mis preferencias como todos, puedo disfrutar de una compañía muy variada. Ocuparme de Esperanza Bipolar ha hecho posible este cambio. Si no tuviera una discapacidad debida al dolor crónico, estaría más preparado para integrarme en el mercado laboral. La flexibilidad con trastorno bipolar es clave.

«Si te cuesta adaptarte, sólo tienes dos alternativas. O buscas tu paraíso, o aprendes a ser cada día más flexible. Si tu vida depende de tu flexibilidad necesitarás encontrar tu manera de vivir sin sufrir. El reto más importante para ti será aprende a gestionar el estrés. Por muy extraña que te parezca tu solución, pónla en práctica. Las grandes dificultades requieren soluciones diferentes. Con que te sirva a ti, es suficiente.»