Para recuperarme del trastorno bipolar he tenido que cambiarme bastante. Me abrí a la incertidumbre de comenzar de cero y aprendí a manejar el estrés para mi completa recuperación.

Con las depresiones, el estrés me tenía paralizado. Al ganar confianza, mis miedos fueron desapareciendo. Cuando abandoné mi profesión ya no lo hice por miedo. Después comencé con Esperanza Bipolar y me encontré con situaciones difíciles. Aunque el estrés me obligó a dosificarme a menudo, después aprendí a no estresarme. Este cambio me dio una tranquilidad que nunca antes había sentido.

Para mejorar la relación con mi familia también tuve que cambiar. Aprendí a no ofenderme y a no querer cambiar al otro. Lograrlo me llevó su tiempo y varios calentones. Primero lo hice forzando mi cabeza, ahora lo hago desde el sentimiento. La diferencia también ha sido radical y me da mucha serenidad.

«Si se desbordan tus emociones, aprender lleva su tiempo. La clave está en tener claro lo que quieres cambiar en ti, y no parar hasta conseguirlo. Con el estrés mi método fue diferente. Descubrir qué tienes que dejar de hacer para no sentir estrés es la clave. No se trata de aprender a relajarte, sino de aprender a no estresarte. Si piensas en cómo comienza tu estrés, y cómo empiezas a reaccionar ante él, quizás puedas empezar a desactivarlo. «