Este mes ha sido especial para mí. Por primera vez en mucho tiempo he parado en la Asociación Esperanza Bipolar para pasar unos días con Isabel. No lo necesitaba, pero me ha servido para ver cómo me siento en otro entorno.

Hacía años que no bostezaba. Al principio me costó un poco adaptarme a la nueva rutina. He tomado una decisión importante respecto a mi futuro. Me ha costado un poco tomarla porque quería tener en cuenta mis necesidades y las necesidades de los demás.

Al final, he llegado a una conclusión: me quedan tres años para continuar con las reuniones de personas diagnosticadas con trastorno bipolar. Después, vendrán otras cosas a mi vida.

Me siento tranquilo y estoy durmiendo mejor que nunca. La mejor señal posible.