Lo que hago es como el postre de la fotografía: bonito, dulce y rico. Además, siempre me apetece repetir. Enmarca esta frase porque es muy importante para dejar de sufrir los síntomas del trastorno bipolar. Para llegar a este punto he pasado por distintas etapas que te contaré otro día.

Desde un principio me enganchó. De la misma froma que uno se aficiona al chocolate, no a la cocaína. Es una gran diferencia que tienes que tener en cuenta porque las sensaciones no engañan. Para una persona diagnosticada con trastorno bipolar es mucho mejor un amor gradual y creciente que una pasión desenfrenada. Aplica a personas, actividades y aficiones. Si piensas en un chicle, tendría que tener un sabor que te gusta desde un principio y te apetece comer todos los días. Si el sabor hace que quieras tragártelos de tres en tres, véte pensando en cambiar a otra cosa.

La biología que hay detrás de este ejemplo es aburrida. Para los amantes de la ciencia como yo, no lo es. Lo que te he explicado hoy es mucho más que una opinión. Lo difícil es encontrar el sabor y luego aprender a masticar el chicle. Hoy quédate con la idea porque el chicle me empezó a saber amargo hace dos años y tuve que cambiar la manera de masticarlo. Si no hubiera aprendido cómo hacerlo, ya estaría dedicándome a otra cosa. Me alegro mucho de seguir dedicándome a lo que me dedico. Me encanta lo que hago.