La sensación que más se repite en el último año es nueva para mí. Se llama se acabó. El sufrimiento, los síntomas y el estrés. Los cabreos, la tristeza o la desmotivación. Me encuentro en un momento dulce que voy a estirar todo lo que pueda. Aunque nada pueda compensar todo lo que pasé, me siento un privilegiado en todos los sentidos. Como ya no me queda miedo y he aprendido a que no se me suben las cosas a la cabeza, empiezo nuevos proyectos.

Como no podía ser de otra manera, todos están relacionados con el trastorno bipolar. Ahora estoy enfocado en aplicar métodos estadísticos para hacer un estudio comparativo y compartir las conclusiones que extraiga a través de Internet. He pasado ocho años intensos que darán paso a otros ocho mucho más relajados. He identificado once claves para sentirse bien con bipolaridad y todo mi trabajo futuro irá en la dirección de trabajar para mejorar la vida de las personas. Más de lo mismo, con nuevos recursos. Ya no me enfado con los psiquiatras ni con las opiniones que no comparto respecto a la enfermedad, que son casi todas. No estoy de acuerdo con lo que afirma la ciencia de una manera tan tajante. Trabajaré de forma independiente como lo he hecho hasta ahora y seguiré volcado en iniciativas que puedan permitir que cualquier persona tenga acceso a mi conocimiento. Como sé que llegar donde he llegado es como encontrar un elefante enano, sacaré todo el partido posible a lo aprendido en beneficio de los demás.

Estoy muy agradecido a todas las personas que han hecho posible que yo llegara hasta aquí. Todos los que me valoraron y siguen valorando mi dedicación me ayudan a continuar. A todas las personas que han hecho posible todo lo que he aprendido. Gracias, esto va por vosotros.